miércoles, 11 de enero de 2017

UNA HISTORIA DE odio y amor



Había un niño en el cate que tenía varios hermanos y sus padres lo traían  para prepararse a la Primera comunión. Tendría unos 9 años,  quizá menos.

Un día la catequista se me acercó un tanto preocupada , a solas y  con mucha circunspección. Al final me dijo que este niño decía una y otra vez: odio a Dios, lo odio. Lo decía cuando la catequista le hablaba de él y de su amor por nosotros. Ella le contestaba,  pues Dios a ti te ama. Pero no lo desmontaba de esa  idea.

Pasado poco tiempo  empezó a decirle a la catequista que la odiaba a ella, y la catequista le respondía: pues yo a ti te amo, te amo. Así pasaron los días y llegó un momento que tuvo un gran  cambio y fue  cuando vio que la catequista le defendía ante el padre, pudiendo acusarlo. El padre le preguntó como se portaba y si tenía alguna queja, pero la catequista dejó quedar bien al niño.

Ahora el niño ya adolescente, la quiere con todo su corazón y habla con mucha frecuencia de ella y le dice que nunca la olvidará. También ama a Dios.

Esa actitud es un buen ejemplo para los mayores. Si alguien nos dice que no nos quiere, podemos contestarle, pues yo a  ti sí,  te quiero. O si nos reprocha que no le interesamos, le decimos:  pues tú me interesas etc. El amor y la generosidad al final vencen.

Era lo que hacía San Félix de Cantalicio. Este era un capuchino que pedía limosna para  el convento por las casas y calles de Roma y a veces le insultaban. El se volvía al que lo insultaba y le respondía: Que Dios te bendiga y haga santo.

 S. Felix. Autor Rubens

No hay comentarios:

Publicar un comentario