Historia de la devoción a S. Roque

El profesor  e historiador D. Domingo  L. González Lopo, dio una conferencia en la capilla  de S. Roque de esta ciudad sobre la devoción a San Roque en Galicia. 

Estandarte de la Cofradía

La conferencia tuvo una interesante primera parte sobre ¿quién es S. Roque?

Nos dijo que era una figura en cierto modo nueva. Un santo  nuevo. Nuevo modelo de santidad que aparece en el S. XIV,  en él se pasa del santo  admirable al santo imitable.

Es un santo  próximo que encarna unos valores  muy respetados de los fieles como son: que  es un santo peregrino, tiene una espiritualidad eremítica y evangélica, pasa por penitencias y mortificaciones imitando a Cristo sufriente, ama la pobreza voluntaria, sirve a los enfermos y, antes de morir, llama a un sacerdote para que le administre los sacramentos. Todo esto es un camino de santidad que entienden y pueden imitar los fieles.

Su devoción se extiende por el norte de Italia y Francia y llega a través de los peregrinos de estas naciones  a Compostela.  Desde Compostela se irradia a otros lugares de la diócesis. La capilla de S. Roque  de Santiago se inicia en 1517. Cuando pasaba la peste se dejaban las obras y cuando volvía se continuaban las obras. Así estuvo unos 70 años,  hasta que por fin se termina.

D. Jaime Lopez y D .Domingo G.Lopo

Fue canonizado por Urbano VIII en 1629 cuando ya el pueblo lo veneraba como santo. Los franciscanos  difunden su vida y devoción,  pues es terciario franciscano y se difunde como abogado contra  las pestes que eran muy frecuentes en Europa.

En Galicia entró la peste por los puertos de mar a través de los barcos de la sal y otros y se iba extendiendo hasta llegar a Santiago. Esto causa  la extensión de la devoción a S. Roque. Con tal motivo se iniciaron cofradías y se hicieron capillas. Las visitas pastorales nos dan muchos datos sobre esta devoción, también  a S. Sebastián y otros santos.
La primera cofradia surge en Laxe y la primera capilla al santo fue en Fisterra .

También surgieron fiestas y danzas a S. Roque, que se  convierte en protector de animales y se extiende su devoción a zonas rurales pues también se pide ayuda en las  epidemias de las plantas. Se va acomodando a las nuevas necesidades.

La primera vida de S. Roque la escribe Gotardo Pallastrelle y el perro que le  llevaba el pan era propiedad de este Gotardo.