martes, 1 de octubre de 2013

Se encontraba con Dios en todo


El lunes día 30 de septiembre hemos tenido una celebración para peregrinos.
 Estaba una joven polaca que entendía bastante el español aunque también  se expresaba en inglés. Estaba un joven de cerca de Nueva York. También  estaba un matrimonio mejicano que se encontraban muy emocionados. Un italiano joven,  que hizo la lectura,   y varios españoles.

Marco, italiano, es natural de Génova y anduvo 55 días a pié, haciendo un recorrido de unos 1000 kl.; según él, el camino le abrió el corazón que lo tenía un poco chiuso, cerrado al interés por los demás. Ahora se siente bien y solidario. Está buscando su camino en la vida para ir por donde Dios quiera y cree que está haciendo lo que es correcto. Está en la buena dirección, dijo.

La joven polaca, venía desde Roncesvalles para encontrarse con Dios y fortalecer su fe. Este regalo Dios se lo ha concedido. Llegó un momento en que veía y encontraba a Dios en todo. En la gente, en la naturaleza,  en una conversación etc. Preguntada qué había aprendido, nos contó que aprendió a descansar en Dios, a dejar que El se ocupe de los problemas. Esto le hacía mucha falta,  pues lo quería controlar todo, hasta el más pequeño detalle.

El matrimonio mejicano vino desde Bilbao por diversos medios y están pidiendo al Apóstol Santiago y a la Virgen de Guadalupe por sus hijas y nietos.

Alejandro venía por segunda vez y quería hacer el camino en soledad y con ánimo de aprender. También  en este camino cumplía una promesa. Estaba muy impresionado de ver la unión de los peregrinos aun siendo de distintos países y culturas. Citó varios, en concreto a jóvenes que venían del Líbano. En el camino se animaba a si mismo, cuando le llegaba el cansancio, diciéndose: Tengo que llegar. Tuvo la sensación de libertad y comentaba que le gustaba hablar con tanta gente y  tan variada. Aprendió mucho.


Un chico de Estados Unidos dijo que fue a Finisterre. Le pregunté que había sentido allí. Me contestó que sentía muchas emociones, una especie de recapitulación del recorrido del camino, de todo lo que había experimentado. También  allí, en aquel ambiente de montaña y mar, recordó muchas cosas de su vida.

Otro me dijo que venía de Sevilla y que vino fundamentalmente para dar gracias a Dios. El camino te da la libertad de estar contigo mismo. Hay muchos momentos de pensar, que son impagables. También  la vida espiritual se recarga de Dios y por el camino se van dejando pesares y nos llenamos de fe.

Tuvo una rodilla mal, inflamada y con dolor, y, entonces,  se sentaba a descansar mientras pasaban otros peregrinos que se interesaban por él y  le mostraban su deseo de ayudarle y de servirle en lo que necesitaba. Era algo general.

Al final, después de cantar la Salve Regina a la Virgen del Pilar, fuimos al sepulcro del Apóstol en donde todos  hicieron peticiones.

 Terminamos en el Pórtico de la Gloria -  La Biblia en piedra -  y allí, siguiendo la traza de los antiguos peregrinos hicimos una acto de fe personal con la mano, no sobre la columna, sino sobre la Biblia, ganando así una indulgencia plenaria.
 Luego la bendición y despedida.



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