jueves, 27 de marzo de 2014

Cursillo prematrimonial en s. Cayetano

ha comenzado un cursillo prematrimonial en S
.Cayetano para unas 10 parejas y está a cargo del profesor D. José Antonio de Santiago.

Hasta ahora habló de la antropología del matrimonio, de como el amor es algo más que sentimiento, de las verdades fundamentales de la fe, del amor entre novios que ya reúne las cualidades del matrimonio y de la gran ayuda de los sacramentos: Dios no nos deja solos.

A continuación pongo algo de matrimonios santos para  nuestro gozo y para poner alta la meta de la vida matrimonial de la que dependen el futuro de la Iglesia y de la humanidad.

No estamos habituados a pensar en la santidad de un matrimonio, porque nuestra experiencia nos lleva a unir la santidad a un individuo.
 Juan Pablo II se atrevió a ir más allá de los esquemas,beatificando a Luis y María Beltrame Quattrocchi.

Ahora, el Papa Benedicto XVI ha decidido añadir a ellos a los cónyuges Martin (padres de Santa Teresita, carmelita), a fin de mostrar a los padres y madres de familia de todo el mundo la grandeza de la vocación a la vida conyugal.

 Así se concreta la invitación de Juan Pablo II: "Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción,  este "alto grado" de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección"  y del concilio Vaticano II: "Todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad" (Lumen gentium, 40).

¿Qué es lo que fascina de los esposos Martin? ¿Qué mensaje deja esta familia a la Iglesia y a la sociedad? Sin duda fascina la valentía de esta familia que, después de diecinueve años de matrimonio, ante la crisis económica que afligía a Francia, queriendo garantizar bienestar y futuro a sus hijos, halló la fuerza de dejar Alençon y trasladarse a Lisieux, como tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo, "emigrantes" en busca de lo que pudiera hacer más bella la vida y concreta la esperanza.

 Hay una belleza que emana de su trabajo artesanal emprendedor: Luis Martín, como relojero y joyero; y Celia Guérin, como pequeña empresaria de una taller de bordado. Junto con sus cinco hijas, emplearon tiempo y dinero en ayudar a quienes tenían necesidad. Su casa no fue una isla feliz en medio de la miseria, sino un espacio de acogida, comenzando por sus obreros.

 El matrimonio Martin nos recuerda que existe una ética que debe imbuir la vida de los empresarios, poniendo en el centro el valor de la persona humana . Anima su testimonio cristiano de laicos, vivido dentro y fuera de las paredes del hogar, a través de la belleza de su vida, la fascinación de los sentimientos, la transparencia del amor, sabiendo dedicarse tiempo, porque "el amor no es un trabajo para hacer de prisa" (M. Noëlle).

 El compromiso eclesial de los esposos Martin recuerda que "la futura evangelización depende, en gran parte, de la iglesia doméstica" (Familiaris consortio, 52), y tiene el sabor de la ternura.

Un de las  profundas  alegrías de Celia fue la maternidad: "me gustan los niños con locura, he nacido  para tenerlos"
Su vida de fe se manifiesta de muchas maneras: en su oración perseverante, en su asistencia diaria a la misa de primera hora de la mañana hasta los últimos días de su vida, en su confianza y abandono en las manos de la providencia, a pesar  de sus frecuentes preocupaciones, en la ofrenda de muchos sufrimientos, físicos y morales, en su amor a la virgen María y a los santos, especialmente a S .José.

Su mayor alegría consiste en estar juntos, en complacerse uno al otro, en compartir la intimiad familiar, pero también  la oración en común como por ejemplo el rezar el rosario.

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