sábado, 29 de marzo de 2014

La experiencia de las 24 horas para el Señor


Los comentarios que se oían en la calle,  fueron muy elogiosos por esta iniciativa del Papa Francisco. 

Decía una señora,  que estuvo mucho rato en adoración, que es fabuloso que puedas estar en la iglesia todo el tiempo que quieras adorando y con posibilidad de confesarte.
 Se añade que en miles de iglesias en todo el mundo se haga la adoración al mismo Señor y el mismo día.

 Un matrimonio se encontraba feliz de haber podido estar con calma ante el Señor y así otras personas.

Para realizar esta iniciativa además de avisarlo en las misas y por e-mail, hablé personalmente con responsables de asociaciones varias como legión de María , Adoración nocturna,  Camino neocatecumenal  y otras.
La iglesia estaba caliente y el altar para el Santísimo sencillo, con cuatro candeleros y unas bonitas camelias sobre el altar.
La gente fue viniendo en oleadas y se les explicó tanto la adoración como la confesión.

 A primera hora de la tarde hasta las 12 de la noche los visitantes aprovecharon  para confesarse pues venían sin prisas. Ayudó mucho el gesto y la foto del Papa confesándose  ante un confesor en San Pedro.

Hubo tiempos de silencio largos, pero también se hizo un viacrucis para los jóvenes que algunos hicieron  por primera vez en su vida. Hubo el rosario de la misericordia, peticiones por la santidad de los sacerdotes y una larga meditación leída.
 A la mañana vino un grupo traído por los responsables de Caritas que recibieron una llamada al examen de conciencia para  ver la verdad de su vida y recibieron una invitación  a la conversión con una meditación dirigida.

El camino Neocatecumenal cantó, con toda solemnidad, el oficio de laudes a la mañana del sábado.

 La hora de más afluencia fue desde las 20 hrs. hasta las 24 y, por la mañana del sábado,  de 7 a 12 .


Se puede decir que hay que dar gracias a Dios por esta idea práctica tanto del Santo Padre y sus colaboradores como de nuestro Sr. Arzobispo que también insistió en lo mismo.
 Valió  la pena el esfuerzo de realizar estas  24 horas que fueron  un despertador de las conciencias a finales de la Cuaresma.


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