jueves, 8 de septiembre de 2016

José Luis Daviña Saavedra, canónigo




Falleció D.José Luis a la una de la madrugada  en el día de la Natividad de  Nuestra Señora. Como era muy devoto de la Virgen le  habrá gustado dejar esta vida en ese día. Había nacido en el año 1928.

La característica que yo le daría a D. José Luís, es la de ser amigo de sus amigos, al cien por cien.
 Tenía carácter y la verdad estaba por encima de todo y  la decía  ante quien fuera, también a sus amigos. Pero era de agradecer.

Era canónigo emérito y fue curial en el departamento de economía durante muchos años, también era director espiritual de  la Cofradía del Rosario de la que estaba muy orgulloso y donde sirvió durante muchos años. Al  final le hicieron un bonito homenaje y pasó a emérito.

También  estuvo muy relacionado con el colegio de las hijas de María Inmaculada para el Servicio doméstico en donde  ayudó, siempre que era necesario, y allí era muy querido. Había estado al principio en Pontevedra pero por poco tiempo, luego siempre en Santiago.

Estuvo  dispuesto a obedecer  a las indicaciones de su obispo y fue supliendo, porque se lo pìdieron, en varias parroquias  de Santiago como Salomé, Castiñeiriño y San Lázaro, que estaban en su momento sin párroco.

D. Jose Luis era muy amigo de las carmelitas desde hace muchos años, lo consideraban como de casa , como su segundo capellán, y ha estado   presente en los acontecimientos del carmelo siempre que pudo. Ahora rezaban mucho las carmelitas por él, como por un bienhechor.

En una comida de la parroquia
Vino también por San Cayetano durante más de 20 años y celebraba la misa de 13 de los domingos. Al poco de dejar de venir,  se suprimió dicha Misa. Había un coro de jóvenes que tocaban las guitarras y cantaban; con ellos  estaba muy  unido y con frecuencia se les veía en un bar cercano al terminar la Misa que él celebraba, haciéndole fiesta al domingo, día de alegría.

También estaba encariñado con esta parroquia y aquí quiso celebrar sus Bodas de Oro. Uno de los jóvenes le dirigió unas palabras de elogio,  pero al final le hizo una broma. Le dijo que era muy bueno, pero como todos los humanos,  también tenía un defecto: era del Barxa.

Con él salí a ver compañeros y amigos en sus parroquias y a veces  hacíamos excursiones en plan descanso. Recuerdo que presumía de que en el mes de febrero se había bañado en la playa de Louro a pesar del día frio pero soleado.
De esto fui testigo directo, y lo comentábamos algunas veces al ver el miedo que, ahora, tienen muchos a bañarse en el mar.

En su larga enfermedad,  que llevó con paciencia,  pude verle con frecuencia,  le leía el periódico pues  el ya no podía hacerlo por la vista  que le flaqueaba y también le comentaba las noticias de la diócesis. 

Si estaba cansado, como era frecuente en los últimos meses, le daba la comunión y le dejaba con el Señor. Siempre encomendaba a los sacerdotes.

El día 7 víspera de la Natividad le fui a ver al hospital. Ya estaba muy mal. Lo acompañaban dos sobrinos y me dieron el parte médico de su gravedad. Le di una bendición y le hablé de la Virgen sugiriéndole una jaculatoria. Luego me fui rezando una jaculatoria de la Madre Teresa de Calcuta un poco modificada: María yo confío en tu  tierno amor por JL. El también te  quiere.

Le visitaron  el Sr. Obispo y otros sacerdotes y amigos suyos de toda la vida.

En el atrio de la Esclavitud.
José Luis recibió ayuda de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz del Opus Dei . Los clérigos diocesanos que se adscriben a la sociedad buscan recibir ayuda espiritual para alcanzar la santidad en el ejercicio de su ministerio, según la ascética propia del Opus Dei. Dependen sólo de su obispo en lo que se refiere a su trabajo pastoral y sólo al obispo dan  cuenta de esa labor.

Como era tan fiel a la amistad,  espero que desde el Cielo siga ayudando a sus amigos que todavía seguimos por aquí en la gran tribulación. Que la Virgen lo acoja y lleve al Señor.


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