viernes, 23 de marzo de 2018

Alegría en la “casa grande”.


El jueves pasado hubo concesión de los ministerios de Lector y de Acólito a 5 seminaristas,  dando así los primeros pasos en firme y  preparando el gran día de la ordenación sacerdotal ya definitiva para toda la vida.

El ambiente en el seminario era de alegría contagiosa. Desde los seminaristas y compañeros hasta los 30 sacerdotes que allí estábamos.

Desde  el primer momento en que recibí la invitación para asistir,  decidí ir,  con el ánimo de  disfrutar viendo que hay futuro, no sólo en el deseo sino que en la realidad de las cosas.

En ese  futuro están incluidos un buen grupo de monaguillos de la parroquia de Vimianzo que perfectamente vestidos de rojo y  bien ensayados,  estuvieron ayudando en la celebración.

El Sr. Arzobispo  les dijo al final que él no les pedía nada pero que estuviesen atentos a Jesús que él si podía pedir un paso más,   siguiendo a aquellos seminaristas.

En la homilía  dijo  Mons.  Julián Barrio a los seminaristas que huyeran de la mediocridad y que tuvieran iniciativas, que fueran creativos pues les esperaba una gran tarea. 

Explicó con detenimiento la importancia de la Palabra en relación con el ministerio de Lector y la importancia del cuidado del altar  para los que recibieron el ministerio del acolitado. Recordó que vivieran según lo que habían recibido.

Estaba también concelebrando el Sr. Obispo auxiliar que al final,  saludó  a muchos sacerdotes y se interesó por ellos.

La capilla estaba llena  de familiares y amigos, incluso  había quienes estaban de pie.






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