sábado, 16 de marzo de 2019

Llenar el mundo de alegría.



Este ha sido el comienzo y final de la conferencia que dio en el Instituto Teológico,  D. José Amor Pan el día 14 de marzo. Llenar el mundo de alegría.


Fue una conferencia en recuerdo de D. Baltasar Pardal y llevaba como título: pasión por comunicar.

 El salón de actos del ITC estaba con mucha gente, sacerdotes, seminaristas y laicos y desde luego Hijas de la Natividad, la fundación de D.Baltasar , muy querida en Santiago

D. Baltasar fue un gran comunicador con sus gestos, con su mirada,  con su palabra. Las multitudes le seguían con gran interés.

Ahora hay un cambio de época por diversas causas como internet, robótica, cambio climático etc  y, ante este cambio de época, ha de haber también un nuevo modo de estar en el mundo.

Las intuiciones de D. Baltasar nos pueden ayudar: como la importancia de la infancia y el   influjo de la mujer en la casa y en la sociedad,  y otras ideas madre.

El nos habla de sentir las lágrimas de los niños que no tiene pan, sus  sufrimientos…

Hay que ver lo que dice y lo que hace D. Baltasar, pero ver  también como lo dice y como lo hace. Toda la persona está implicada y así conseguimos conversiones por atracción, “una chifladura  contagiosa”,  decía el venerable.   Presentarnos con un rostro que atraiga. Los demás no son nuestros enemigos sino almas a las que hay que ayudar.

Terminó diciendo que siguiendo a D. Baltasar y al Papa actual, no hay que tener miedo al mundo sino desear llevarle calor para  encender los corazones de nuestros hermanos.


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Don Baltasar Pardal,
 modelo de sacerdote y catequista Baltasar Pardal nació el 18 de agostode1886 en una bonita aldea gallega: Santa Cristina de Fecha, a 10 Km. de Santiago de Compostela, valle regado por las aguas del Tambre.

 Su familia fue pobre; su padre como tantos gallegos-fue emigrante en Argentina. Este hecho le ayudó siempre a comprender, ayudar y cuidar a los niños del mundo llevándoles pan, cultura y CATECISMO.

 En 1896 ingresó al Seminario y durante su formaciónnació su amor por la catequesis, forjando con ilusión y entre los mejores catequetas de la época su empeño en ser un buen catequista.

  Fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1910, y desde entonces, se dedicó en cuerpo y alma al catecismo de niñas situado en la capilla de Atocha. De esta humilde catequesis nacieron las dos fundaciones a favor de los niños/as, jóvenes y de la promoción de la mujer: La Grande Obra de Atocha y el Instituto Secular Hijas de la Natividad de María.

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