martes, 22 de septiembre de 2020

LA EUTANASIA.

 



Por mi trabajo estuve en contacto con bastantes enfermos, incluso con varios estuve en el momento de expirar.

Todos quieren ser atendidos, y queridos (el cariño lo entienden todos) eso sí, que le quiten el dolor a poder ser, y ahora la medicina tiene recursos para quitar el dolor. No encontré ningún enfermo que quisiera que le dieses la muerte como solución si se le ofrecen otras alternativas positivas.

En una ocasión conocí a una mujer que se pasó la vida sirviendo y cuando enfermó no quería que los médicos le diesen anestesia. Decía que en la vida no había sufrido nada y que quería marchar para el otro mundo, teniendo algún dolor que llevar. Desde luego comprendo que es un caso excepcional.

También conocí  a una persona que murió a los 97 años a la que yo decía en mis visitas que aguantara un poco a ver si llegaba a los 100. No quería calmantes pienso que quizá no era mucho el dolor y al no recibir los calmantes  su consciencia estuvo despierta hasta media hora antes de morir. Su preocupación era si habría alguien esperándola a la puerta del Cielo. Yo le dije que la esperarían con pancartas y todo. Murió con mucha paz.

Los cuidados paliativos son la solución y a eso deberían dedicar los presupuestos suficientes. No se puede abandonar a los más débiles  a la soledad y tenerlos sin atención. Por estar enfermos o incluso con la cabeza perdida, no pierden su

dignidad. Son personas, seres únicos e irrepetibles y amados por Dios. Deben ser tratados así, en las familias y en los hospitales o en las residencias.


 

Estos cuidados son un modo de ejercer la caridad, nos hacen compasivos, somos solidarios y salimos del egoísmo.

La eutanasia es decirle a una persona, tú ya no sirves, eres una carga, por tanto te eliminamos.

Estas leyes provocan desconfianza  hacía los médicos y en la propia familia. Todos desconfían de todos y la sociedad se convierte en una sociedad rota. Cuando uno desprecia  una vida, desprecia todas.

 

Tiene que haber respuesta social a esta ley. 

No es bueno quedarse indiferente. ¿qué pasa con este pueblo que calla? ¿por qué no le importa que dejen tirados a los más débiles?

Pongamos lo que podemos hacer:

1º rezar para que Dios nos dé a todos un corazón compasivo y misericordioso.

2º actuar, hablar, escribir cartas a los medios de comunicación,visitar a los solos y enfermos etc. Ser creativos para salvar nuestra propia conciencia y ayudar a los más débiles.

Víctor M. Sánchez Lado

Párroco

 

 

2 comentarios:

  1. Además de lo dicho en el artículo, yo añadiría dos cosas: una, que se trata de una gravísima imprudencia pues abre la puerta a muchos abusos de los que serán víctimas ancianos indefensos; y dos, que la aprobación de la eutanasia legitima el descuido de los cuidados paliativos. Asombra la pasividad con que se contempla este asunto en España.

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