jueves, 16 de agosto de 2012

Una anécdota mariana

Con ocasión de la fiesta de la Asunción me acordé de una anécdota mariana que os voy a contar.

Hace un tiempo fui a visitar un enfermo, ya mayor y con bastantes molestias. Era un enfermo difícil , una especie de cascarrabias. Todo le parecía mal. Lo visité en varias ocasiones y siempre igual,  hasta que un día se me ocurrió decirle directamente: hoy vamos a hablar de la Virgen.

Me quedé muy sorprendido porque comenzó diciendo que  la Virgen era la Sultana, la Princesa, la Reina. Y así soltó grandes alabanzas ante mi  asombro y luego me dijo: Todos llevamos el nombre de María.

Quise indagar sobre el sentido que él le daba a esa frase pero no pude sacarle más. Pero aquello a mi  me hizo pensar mucho, pues yo decía,  no puede  referirse al nombre material de María sino a algo espiritual pues yo y muchos más no llevamos ese nombre.

Entonces si es algo espiritual puede referirse a que todos tenemos un algo de  la Virgen pues somos sus hijos y heredamos un parecido. También puede ser  que se refiera a que el hombre es una criatura de Dios que está destinada a ser como María, desde luego en pequeño, a otro  nivel,  y a seguir sus pasos hasta estar en cuerpo y alma en los cielos, como Ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario