lunes, 3 de julio de 2017

Las manos y la cinta oscura.




Las manos.

Santa María de Guadalupe es una mujer en oración, lo que se puede apreciar perfectamente al ver cómo junta sus manos, semejante a la usanza europea; y al mismo tiempo, todo mando, tomando en cuenta que también para los indígenas Ella está en oración a su modo y usanza.


Pues los indígenas la veían como todo un códice plano, pues ellos nunca dibujaban o pintaban en tercera dimensión, es decir, ellos no tomaban en cuenta la profundidad, la luz y la sombra en una imagen, tal y como se aprecia en la tilma de San Juan Diego, en donde está la Virgen de Guadalupe; de esta manera podemos perfectamente entender que la flor-cerro-corazón dorada que se encuentra en su vestido a la altura de su pecho, está incluida dentro de estas manos; y si tomamos en cuenta el “paso de la danza” de la Virgen de Guadalupe.

De esta manera podemos comprende que los indígenas inmediatamente captaron que Ella está en oración a su usanza. Los indígenas contemplando a la virgen de Guadalupe decían: “nuestros mayores ofrecían corazones vivos a Dios, para que hubiera armonía en la vida. Esta mujer dice que, sin arrancarlos, le pongamos los nuestros entre sus manos para que ella los presente al verdadero Dios”.








La cinta oscura.

La cinta anudada en la parte superior del vientre, anuncia su maternidad, por lo tanto, es una mujer “en cinta”, es una “mujer de espera”, es una “mujer de Adviento”. Ella es la madre de Dios, es el “Arca viviente de la Alianza” como dijo el papa emérito Benedicto  XVI.           



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