viernes, 14 de julio de 2017

Se durmió en la bici.




Tengo afición de andar en bici a pesar de mis años. Me ayuda a estar en forma, a respirar aire puro y al mismo tiempo me divierte.

Por tener esta afición, me fijo en los ciclistas y me maravillo de algunos que hacen piruetas en la bici. La más corriente, la que con un movimiento calculado, se ponen sobre la rueda trasera y a si con una sola rueda se desplaza unos cuantos metros.

He visto también alguno que conduce sin manos y lo bueno de esto es que no cae y corre como si no hubiera pasado nada.

Pero ya, lo que me parece el colmo es lo que hizo un señor en un pueblo que se llama Freixo, que iba conduciendo su bici por la calzada y al mismo tiempo llevaba abierto el periódico que leía con atención. Supongo que leía las letras grandes. No creo que cayera pues iba muy seguro de sí.

Una ultima anécdota, me la conto un amigo que tiene una bici estática en la que hace su deporte favorito sin molestar a nadie, en su casa. Pero ocurrió que una noche en que no dormía no se le ocurrió cosa mejor que hacer ejercicio físico en esa bici a la una de la madrugada. El caso es que se quedo dormido en la bici, cayó y se rompió varias costillas.

Eso es como estar dirigiendo el rosario y quedarse dormido en el cuarto misterio, mientras que los demás esperan a que despiertes o siguen el rosario por su cuenta.

Desde luego lo más peligroso es quedarse adormilado o incluso dormido. Corres serios riesgos.
Así es también en la vida espiritual si dejas de cuidar las pequeñas mortificaciones que es lo que más mantiene vigilantes, pues entonces sin esas mortificaciones puedes dormirte y llevarte un buen susto.

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