jueves, 25 de junio de 2020

Dos esposos canonizados



Celia Guérin y Luis Martín, padres de  5 hijas religiosas y de 4 hijos que fallecieron en la más tierna infancia. Han sido beatificados. Una de sus hijas es Santa Teresa del Niño Jesús. Doctora y patrona de las misiones.

Fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 ante la presencia de unas quince mil personas en Lisieux. El papa Benedicto XVI decidió beatificar a este matrimonio para mostrar a los padres y madres de familia de todo el mundo,  la grandeza de la vida conyugal.

Fecha de canonización: 18 de octubre de 2015 por S. S. Francisco.
Se conservan muchas cartas de Celia, 218 que han sido publicadas. Se pueden encontrar en un libro de 498 páginas en la editorial Monte Carmelo.

 De Luis Martín en cambio se conservan muy pocas.
Al leer estas cartas se puede ver el matrimonio santo,   no en la teoría sino en la realidad de la vida cotidiana. No he encontrado reflexiones sobre el matrimonio pero si vivencias profundas y variadas.
He encontrado unos consejos que da a su hermano cuando anda buscando novia y Celia le escribe una carta en la que le dice: sigues pensando en la Srtª X. creo que estás loco…tengo una idea fija: te romperás la crisma, porque sólo te fijas en las cosas superficiales: en la hermosura, en la riqueza y no te preocupas por las cualidades que constituyen la felicidad de un marido o por los  defectos que le ocasionan la desolación  o la ruina.

 Ya sabes que no todo lo que brilla es oro; lo esencial es buscar una auténtica mujer de casa, que no tenga miedo a mancharse las manos trabajando y que no le guste arreglarse más de lo debido, y que sepa educar a sus hijos en el trabajo y en la piedad…(pg.34).
Su vida de familia es la de una familia cristiana. Tiene criterios cristianos que va salpicando aquí y allá en sus cartas.
Respecto a los hijos le dice a su cuñada que le gusta pensar que en el mes de agosto tendremos las dos un niño, al menos así lo espero. Pero sea niño o niña, hay que recibir con gratitud lo que Dios nos dé, pues él sabe mejor lo que necesitamos…luego dice que todo el mundo tiene problemas y que lo más sabio y sencillo es conformarse con la voluntad de Dios y prepararse por adelantado a llevar la cruz con el mayor ánimo posible.
Se puede decir que en todas sus cartas habla de los hijos, de su salud, de cómo crecen, si son guapos y buenos. Cuando le moría alguno decía que valía la pena todo por la felicidad eterna de sus hijos.

 Además no los perdía para siempre y esperaba volver a verlos en el cielo. Cuenta como cuando le murió el primero,  Dios le demostró en forma sensible que aceptaba su sacrificio y por intercesión de ese angelito he obtenido una gracia muy extraordinaria.
Sus hijos son su constante preocupación. Quiere que sean santos. Eso le dice a su querida Paulina en una carta: adiós, querida Paulina, sigue siendo una chica buena y santa, y si todavía no tienes esta última cualidad, procura conseguirla (pg.292).

 De su hija María dice: espero que será una buena chica, pero quisiera que fuera una santa, lo mismo que tú, Paulina querida.
También, dice,  ella quiere ser santa…pero no sé por dónde empezar; hay tanto que hacer que me limito a desearlo. Digo muchas veces al día:” ¡Dios mío como desearía ser santa!” Y luego no hago las obras de los santos. Sin embargo ya es hora de que ponga manos a la obra.
La beata Celia pone medios para ser santa: asiste a vísperas con frecuencia, va a las charlas cuaresmales, no falta a Misa ningún domingo y se confiesa con frecuencia.
Su trabajo es intenso, no sólo en casa sino que tiene una pequeña industria llamada el punto y su marido es un refinado relojero y joyero.
Respecto del domingo habla en la carta a su cuñada del 29 de septiembre de 1875, y dice que Dios da las gracias que se le piden, pero a condición de observar escrupulosamente las leyes de la Iglesia sobre el domingo


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