miércoles, 3 de junio de 2020

Una señora me contó, como ayudó a su marido a bien morir.


El bien morir
Esta es una lección muy importante que hay que aprender.

El primero que nos la enseña,  es Cristo en la Cruz, pero luego también la experiencia de ver como mueren nuestros familiares o amigos.

Cristo en la Cruz, muere con la Virgen al lado que le mira y sufre con Él (no puede hacer otra cosa) y con un sacerdote recién ordenado que es S. Juan,  con quien habla con palabras y gestos de vida. Es un gran ejemplo para nosotros. Tener cerca a un sacerdote y a la Virgen.

También hay personas de las que nos enteramos de  su buen morir.

 Por ejemplo hace poco que una señora me contó con gran satisfacción como su marido, ya mayor, estaba  ingresado en el hospital. Los médicos no tenían esperanza de que se recuperara, y a ella también de bastante edad no le permitían ir a verlo.

 No la dejaban pasar a despedirse  o al menos verle. Pero en un arranque de valentía, se arriesgó a colarse y, cuando llegaba a la habitación, salía uno de los médicos. Este le explicó la gravedad y le insinuó que podría pedir los  auxilios espirituales para el enfermo, su marido. 

Pensó la señora que eso era bueno, pero difícil de conseguir. El médico se lo facilitó llamando al capellán que  se acercó inmediatamente, le dio la Unción de enfermos,  le confesó y le dio el santo  Viático.

Cuando me lo contaba,  me dijo que sintió que se le quitaba un peso de encima y le dio una gran satisfacción verle en paz con Dios y ella sintiendo su conciencia tranquila. Entonces, me contó, que oró a Dios diciéndole: Ahora ya te lo puedes llevar cuando quieras junto  a Ti, ya está preparado y con el pasaporte en la mano (La Santa Unción).

El enfermo murió con paz y en las manos de Dios y de la Virgen y rodeado del cariño de su familia.

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