martes, 28 de octubre de 2014

El rito de la Comunión en la Misa




Escuché a un periodista, que a veces viene por Santiago,  que en una ocasión  fue a la Misa en Pekín a una de las catedrales. Parece que, al ser una población tan numerosa,  hay cuatro catedrales en los cuatro puntos cardinales.
Para comulgar hay un amplio comulgatorio  en que los que van a comulgar, se van poniendo de rodillas y pasa el sacerdote dando la comunión. Está a la entrada del presbiterio. Hay algo parecido en las capilla de la Eucaristía en la catedral de Santiago.
 

Eso fue lo que hizo este periodista. Se arrodilló en el comulgatorio y se apoyó en la cima del balaustre con los antebrazos.
A su lado estaba una china, ya anciana, y ésta al verlo apoyado un tanto desgarbado y seguramente pareciéndole  irrespetuoso para ese momento, le cogió las manos y se las juntó como en oración y él se dejó ayudar y así comulgó.

 Llama la atención  que haya hecho esto siendo el periodista  un joven, además extranjero y ella una anciana y china por los cuatro costados. Pero la anciana no se lo pensó dos veces. Era un hermano en la fe, de la familia católica y le había que ayudar.

Comulgando en Pakistán

Recuerdo una lección parecida que me dio un adolescente con síndrome de Down que vino a comulgar en mi parroquia.

 Venía en la fila, con las manos  juntas y apoyaba en ellas la cara. Venía despacito, recibió la comunión con calma y también se retiró de comulgar sin prisas. Me quedé mirándole, admirado de su FE que expresaba en esos gestos sencillos que os cuento. Me imagino lo contento que quedaría el Señor cuando descansó en aquella alma inocente.

En Bizancio cuando llegaba el momento de la comunión el diácono decía al pueblo: ”acercaos con temor, fe y amor”. En el ámbito latino se decía: “acerquémonos con temor, con fe, purificadas las manos por la penitencia, comulguemos de este don”…

En el rito sirio,  el celebrante se prepara diciendo: Me es dada la brasa purificadora del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Dios.

El Papa Benedicto quería que en sus misas se comulgara en un reclinatorio y de rodillas, a poder ser en la boca.

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