martes, 22 de septiembre de 2015

Allí estaba una joven siria




Sí, en la catedral, en la vigilia de la noche,  ante unos  50 peregrinos,  una joven siria pidió oraciones por su pueblo. Decía que allí no se puede hablar. Si hablas te cortan la cabeza. Tengo un hermano y no sé en dónde está y lo mismo  otra gente de mi familia.


Una joven italiana que estaba escuchando,  al oír este testimonio así,  en directo,  no se cansaba de llorar. Son valientes,  están dando la vida por su fe, pero podemos ayudarlos hablando de ellos para que se conozca la realidad. Y rezando para que Dios les dé fortaleza.

Pidió al Apóstol que interceda por los cristianos perseguidos de su país,  para que sean fuertes en la fe.

Hubo más testimonios,  que fueron excelentes. Una joven brasileña que venía con su padre decía que había aprendido mucho en el camino, como paciencia, esfuerzo, solidaridad, presencia de Dios etc. Y decía que todo esto ahora tenía que aplicarlo y vivirlo en el camino normal de su vida, el camino de todos los días.

Otro algo mayor, había decidido poner todos los medios para ser sacerdote. ¡Qué grande es poder consagrar!, nos decía.


Una señora vino a pie desde Saint  Jean  Pied de Port. Al salir, comentaba muy emocionada, comenzó el camino con una hernia dolorosa que no podía ser operada. Le daba dolor al andar. Así anduvo varias etapas y mientras caminaba le pedía al Apóstol que la ayudara, y, en un momento determinado se dio cuenta que no tenía dolor y que la hernia ya no existía. Cuando lo contó estalló un gran aplauso de todos los presentes y ella no cesaba de llorar de alegría y agradecimiento.

Unos argentinos también dieron su testimonio hablando de lo orgullosos que estaban de este Papa Francisco que procede de su país. Recordamos los santuarios de Luján y S. Cayetano a donde fue a confesar cuando era arzobispo de Buenos Aires. Allí fue de incognito y se pasó toda la noche, en varias ocasiones ayudando a confesar.

Una granadina hablaba de las muchas preguntas e interrogantes que se planteó durante el camino. Ahora tendrá que buscar las respuestas.

El sacerdote que dirigía la Vigilia afirmó,  apoyado en una anécdota reciente, algo que había aprendido. Que aunque hayas hecho un camino largo a pie y hayas sufrido mucho, si al final no termina en conversión y confesión,  esa peregrinación ha fracasado. Todo ha de terminar en un encuentro real con Jesús en los sacramentos y en una vida nueva.

S. Jean Pied de Port

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