lunes, 12 de octubre de 2015

Dar posada al peregrino




Es otra obra de misericordia que se practicó en la antigüedad pero que sigue siendo actual pues los peregrinos siguen fluyendo por muchos lugares.

Santiago, en donde vivo, es una ciudad que recibe a muchos peregrinos. Cada año más. Hay albergues y campings en los que se acogen por precios módicos a muchos peregrinos. En el Hostal Reyes Católicos hay una tradición de acoger gratis a los primeros que llegan.

Para peregrinos que vienen con sacos de dormir, hay la posibilidad de alojarse en alguna parroquia o en casa de religiosos que tengan lugar  con  salas y  duchas. Desde luego, gratis.

Hay familias de Neocatecumenales que ofrecen sus casas a otros del Camino. Se movilizan para ayudarles y es un buen ejemplo.

A nivel personal he visto que familias particulares acogen a peregrinos o les facilitan ducha o desayuno en grandes acontecimientos como la JMJ, pero no es lo corriente.

Me parece que los cristianos en principio están a favor de esta acogida con tal que haya seguridad de que los peregrinos son gente responsable.

En la Biblia  se  anima a esta acogida diciendo que algunas familias, sin saberlo, acogieron a ángeles. Entre los primeros cristianos era una práctica habitual y recomendada.

En el Camino de Santiago suelen recibir los peregrinos atenciones voluntarias,  a veces sin pedirlas, que les consuelan mucho. Conocí al dueño de un hostal que a los peregrinos de a pie o en  bici , nunca les cobraba la consumición. Le decía, cuando salió en la conversación,  que iba a mermar mucho su negocio, pero él me decía que no. Generalmente piden lo estrictamente necesario y luego quedan tan sorprendidos que, ese agradecimiento,  le compensa con creces la posible pérdida. Me contaba que había recibido muchas cartas  de centro Europa,  agradeciendo ese detalle..

Conozco  también a una familia que cuando pasaban peregrinos cerca de su casa,  a la hora del desayuno, les invitaba a desayunar caliente en su propia casa y sin darle mayor importancia.

 Oí contar a peregrinos que consiguieron (sin hablar español) dos coches para llevar a una persona y a sus acompañantes,  de Méjico. Se puso mal ,  cayó sin sentido por el suelo y llevaron a todos  al  albergue más cercano.  No siempre se hacen estas cosas , pero hay  atenciones conmovedoras.

El cristiano ve en el huésped a Cristo mismo y tiene misericordia con el peregrino a quien pide a cambio, que rece por él ante el altar del Apóstol Santiago.

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