lunes, 12 de octubre de 2015

La Virgen de Fátima, en la parroquia de S. Miguel.




Hoy  la imagen peregrina de la Virgen de Fátima salió  en procesión desde la iglesia del Carmen por la calle hasta S. Miguel.

 En el camino fue acompañada por un grupo de  fieles y desde  diversos balcones fue agasajada con pétalos de flores. También la llevaron entre  cantos y oraciones.

La esperaba en la puerta de la parroquia  el párroco D, Jaime López Ramón, ya revestido para  la Misa y  con un buen grupo de  feligreses.  También fue recibida con cantos y mucha alegría.

Antes de empezar la San Misa  le dio la bienvenida D. Jaime,  con palabras muy pensadas y de gran cariño.

En la Misa  habló de tres pasos de devoción a la Ssª Virgen:
1.- invocarla quizá valiéndose del S. Rosario. 2.-imitarla. Estando pendiente de los demás,  como lo hizo María en las Bodas de Caná y en la Visita a Santa Isabel. Y 3.-tenerla en el corazón. Confiar en el corazón de esa madre.

La imagen estará dos días en esta parroquia y tendrán diversos actos , enfermos, niños,  matrimonios etc.

ESTAS SON LAS PALABRAS DE  BIENVENIDA QUE PRONUNCIÓ D. JAIME  LOPEZ RAMÓN:


Bienvenida Madre de todos nosotros.

Estás en tu casa. Esta es la casa de María, porque aquí está tu divino Hijo. En el Sagrario está Jesús. Él es el Dueño, y vienes a estar con Jesús. También vienes a estar con nosotros, los hermanos de Jesús, que queremos ser sus discípulos.

Estamos muy felices con tu visita porque nuestra felicidad viene de saberte Madre nuestra, ya que el fruto de tu vientre, Jesús, nos la entregó en la  Santa Cruz.

Enséñanos, Madre, a sobrellevar el cansancio, la fatiga , la enfermedad.Consuela nuestros sufrimientos...

Queremos  ser siervos obedientes que supieron llenar  las tinajas de agua,  luego convertida en el mejor vino. O también imitar la obediencia de Pedro que, al oir echad vuestras redes a la derecha y ver aquella pesca, gritó con el alma: ¡apártate de mi que soy un pecador!

¡Gracias Madre mía!
Gracias porque  tu visita nos alienta a vivir la esperanza de tu presencia salvadora.

Gracias mi gran Madre, porque mi fe se robustece al escuchar: Hágase en mi según tu palabra.

Gracias, finalmente, Madre del Amor Hermoso, porque alientas mi caridad en tus palabras: María guardaba y meditaba todas estas cosas en su corazón.

Por ello, bienvenida, Señora y Madre nuestra.
 




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