martes, 7 de mayo de 2013

Anécdotas de las catequesis en Plaza Cervantes


El Camino hizo 5 catequesis en cinco domingos de Pascua en muchas plazas del mundo, aquí en Santiago fue en la recolecta Plaza de Cervantes. Yo pude estar algo  a la primera y a parte de  la última.

Estando el último día de la catequesis en la Plaza de Cervantes se me acercó una señora ya mayor y me preguntó que era aquello;  ya habían terminado de hablar sobre la Iglesia y su importancia y estaban cantando y haciendo el baile final. Yo le dije que eran los del Camino que habían hecho una catequesis.

Luego me preguntó:  ¿y piden dinero? - No, anuncian a Jesucristo, fue mi respuesta.
 Y ya entonces comenzó a hacer sus confidencias de que tenía fe y que rezaba etc.
 Déle gracias a Dios porque la fe es un don de Dios. Hay quien quisiera tenerla, pero no puede,  aunque si la piden  a Dios con humildad ,  Él  se la regala. Vd.  la tiene y es un gran tesoro

Uno de los días se presenta un joven y dice al que estaba hablando:
                - Deja de tratar de convencer a la gente.
El que hablaba contestó:
        -no trato de convencer a nadie, sino de anunciar a Jesucristo. El es la respuesta a nuestras inquietudes.

Otro de los días (fueron 5 las catequesis),  un cabeza rapado se puso de rodillas delante del que le tocaba de hablar y le dijo:
                -Quiero hacerte una pregunta.
El que estaba en el uso de la palabra le dijo:
        -Tú calla y escucha porque Dios tiene una Palabra para ti, que te puede salvar.

También  había en los soportales  algunos de la droga. Uno me vino a saludar pues me conocía. Pues  bien,  alguno del grupo fue a hablar con ellos  y a escucharles,  pues generalmente tienen ganas de contar sus problemas y uno,  el que fue a verles,  se dedicó a oírle con paciencia y a darle una palabra.
 
José  Manuel en la Plaza de Cervantes haciendo preguntas
Asistí el último día con ganas de ver alguna conversión. Sé que puede haberlas , Dios se vale de estos encuentros “casuales” para tocar a las almas, pero yo no supe de nadie, pues los toques que hace Dios algunas veces  se manifiestan pasado el tiempo.
 Pero vi “milagros”: una persona de Muros que vino a propósito con sus hijos dejando el marido en casa con gripe, pero con su consentimiento, y allí estuvo a pie firme escuchando la magnífica catequesis de Paco.  
  Otra de Padrón que también  allí estaba sin prisas y  se acercó a mi feliz y con ganas de hablar. Desplazarse por Cristo, con sacrificio,  aunque gustosamente,  y por colaborar con el Reino de Dios en  el Camino o en otra cosa,  es para mi  admirable.

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