El Camino hizo 5 catequesis en cinco domingos de Pascua en muchas plazas del mundo, aquí en Santiago fue en la recolecta Plaza de Cervantes. Yo pude estar algo a la primera y a parte de la última.
Estando el último día de la catequesis en la Plaza de
Cervantes se me acercó una señora ya mayor y me preguntó que era aquello; ya habían terminado de hablar sobre la Iglesia
y su importancia y estaban cantando y haciendo el baile final. Yo le dije que
eran los del Camino que habían hecho una catequesis.
Luego me preguntó: ¿y piden dinero? - No, anuncian a
Jesucristo, fue mi respuesta.
Y ya entonces comenzó
a hacer sus confidencias de que tenía fe y que rezaba etc.
Déle gracias a Dios
porque la fe es un don de Dios. Hay quien quisiera tenerla, pero no puede, aunque si la piden a Dios con humildad , Él se
la regala. Vd. la tiene y es un gran tesoro
Uno de los días se presenta un joven y dice al que estaba
hablando:
- Deja
de tratar de convencer a la gente.
El que hablaba contestó:
-no
trato de convencer a nadie, sino de anunciar a Jesucristo. El es la respuesta a
nuestras inquietudes.
Otro de los días (fueron 5 las catequesis), un cabeza rapado se puso de rodillas delante
del que le tocaba de hablar y le dijo:
-Quiero
hacerte una pregunta.
El que estaba en el uso de la palabra le dijo:
-Tú
calla y escucha porque Dios tiene una Palabra para ti, que te puede salvar.
También había en los soportales algunos de la droga. Uno me vino a
saludar pues me conocía. Pues bien, alguno del grupo fue a hablar con ellos y a escucharles, pues generalmente
tienen ganas de contar sus problemas y uno, el que fue a verles, se dedicó a oírle con paciencia y a darle una palabra.
Asistí el último día con ganas de ver alguna conversión. Sé
que puede haberlas , Dios se vale de estos encuentros “casuales” para tocar a
las almas, pero yo no supe de nadie, pues los toques que hace Dios algunas
veces se manifiestan pasado el tiempo.
Pero vi “milagros”:
una persona de Muros que vino a propósito con sus hijos dejando el marido en
casa con gripe, pero con su consentimiento, y allí estuvo a pie firme escuchando
la magnífica catequesis de Paco.
Otra
de Padrón que también allí estaba sin
prisas y se acercó a mi feliz y con ganas de hablar. Desplazarse por Cristo, con sacrificio, aunque gustosamente, y por colaborar con el
Reino de Dios en el Camino o en otra
cosa, es para mi admirable.
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