viernes, 24 de mayo de 2013

Exposición en San Cayetano sobre el Concilio Vaticano II


PARA EL MES DE JUNIO, SI DIOS QUIERE, TENDREMOS EN ESTA PARROQUIA UNA EXPOSICIÓN SOBRE EL CONCILIO VATICANO II, LA BRÚJULA DEL SIGLO  XXI. 
¿QUÉ DIJO Y QUÉ SABEMOS DEL CONCILIO?. 
ESTA EXPOSICIÓN VA A  HACERNOS ENTRAR POR LOS OJOS,  ESE GRAN DON DEL ESPÍRITU SANTO QUE SON SUS ENSEÑANZAS.



UNA VEZ   HUBO UN CONCILIO




                Estimado lector, si eres joven y asistes a misa regularmente pensarás que la celebración eucarística fue siempre así: el sacerdote de cara a los fieles y la misa en español, en francés o en la lengua hablada del país donde estés. Pero hace unos cincuenta años si pudieras tener una máquina del tiempo y observar una misa de aquella época  las cosas eran un poco diferentes. Lo que más te llamaría la atención es que el presbítero celebraba de espaldas al pueblo y en latín.  Y en seguida te preguntarás ¿ Cuándo se produjo este cambio ? Vamos a intentar despejar tus dudas.
                El concilio Vaticano II es, sin duda, el acontecimiento  más importante de la Iglesia Católica en el  siglo XX. Es desde esta perspectiva desde la que se enfoca la exposición que la parroquia de San Cayetano quiere hacer este verano sobre tan magno evento. Se dirige principalmente a aquellas personas  que por edad no vivieron aquel acontecimiento, sin olvidar a los que vivieron, recuerdan la ilusión de aquellos años y quieren refrescar su memoria.


                Cuando el Beato Juan XXIII anunció el 25 de enero de 1959, su intención de convocar un Concilio ecuménico, un sentimiento de asombro  y esperanza recorrió la espina dorsal de toda la Iglesia. Posteriormente el Concilio fue convocado oficialmente mediante la bula Humanae salutis del 25 de diciembre de 1961.
                La asamblea conciliar estaba compuesta de unos 2500 padres conciliares, y como novedad respecto a concilios anteriores, entre los asistentes hubo una gran cantidad de observadores de otras iglesias cristianas.  Juan XXIII introdujo en el Concilio el anhelo intenso por la unidad de los cristianos  y quiso poner el acento más en lo que une que en lo que divide.


                En medio de los arduos debates conciliares, se produjo un hecho inesperado.  El llamado "Papa bueno" murió el 3 de junio de 1963 en el intervalo entre la primera y la segunda sesión del Vaticano II. El fallecimiento del Santo Padre implicaba según el Derecho de la Iglesia la suspensión del Concilio. El cardenal Giovanni Montini fue elegido sucesor del anterior Papa con el nombre de Pablo VI.   ¿Suspendería el nuevo Romano Pontífice el  concilio? ¿Quedaría inconclusa la magna obra comenzada por Angelo Roncalli? El mundo entero estaba expectante, inquieto, por  unos momentos muchos contuvieron su aliento.  Pronto se despejaron las incógnitas. El mismo día  de su elección como papa, Pablo VI decidió  que el concilio continuaría. La maquinaria conciliar se puso de nuevo en marcha.
                El Concilio se desarrolló a lo largo de cuatro períodos con un total de diez sesiones públicas y 168 congregaciones generales. El Concilio fue clausurado solemnemente por Pablo VI el día 8 de diciembre de 1965.

Archivos de la Biblioteca del ITC que contienen todo
lo que recogió el Cardenal Quiroga en el Concilio

                Del Concilio  emanaron muchos documentos de gran riqueza teológica. En total fueron 16,  4 constituciones, 9 decretos y 3 declaraciones. Conviene destacar por su importancia sobre todo las cuatro constituciones: la   Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, la Constitución Pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual y la Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación.
                Las aportaciones de este Concilio a la vida de la Iglesia Católica  fueron muchas, pero podemos destacar las siguientes. La Iglesia queda definida como  " pueblo de Dios", el reconocimiento del papel de los laicos en la Iglesia, el reconocimiento de la libertad religiosa, y sobre todo la reforma litúrgica.  

algunos de los tomos de la preparación y
 del  discurso del Concilio, con todos
los pormenores (ITC)

                Es imprescindible dejar muy  claro, para evitar confusiones a este respecto,  que el Concilio Vaticano II no derogó ni anuló ni dejó sin validez los Concilios ecuménicos celebrados anteriormente en la Iglesia Católica. Los católicos, a diferencia de  las confesiones protestantes, reconocemos dos fuentes de revelación: La Sagrada Escritura y la Tradición  que se articulan perfectamente y no se contraponen.
 La Constitución Dei Verbum  antes mencionada en su nº 9 expresa bellamente con estas palabras la Mutua relación entre ambas fuentes: " La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin…Y así ambas se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción." 
                En consecuencia el Concilio Vaticano II se encuadra dentro de la Tradición como realidad viva y armónica que profundiza en el depósito de la Fe en cada época de la vida de la Iglesia.
                Si alguien me preguntase cuál es el texto de todo el Concilio que refleja mejor el espíritu del mismo, sin duda alguna escogería el comienzo del proemio de la Constitución Pastoral Gaudium et spes  sobre la Iglesia en el mundo actual:
" Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón." 
                      En resumen, el Vaticano II no se propuso pronunciar anatemas sino exponer el mensaje cristiano con un lenguaje renovado para una mejor comprensión del hombre actual. Este concilio pretendió ser diálogo de los católicos entre sí, con los cristianos no católicos, con las religiones no cristianas y con el mundo. 

Ramón Sánchez Castillo
abogado

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