PARA EL MES DE JUNIO, SI DIOS QUIERE, TENDREMOS EN ESTA PARROQUIA UNA EXPOSICIÓN SOBRE EL CONCILIO VATICANO II, LA BRÚJULA DEL SIGLO XXI.
¿QUÉ DIJO Y QUÉ SABEMOS DEL CONCILIO?.
¿QUÉ DIJO Y QUÉ SABEMOS DEL CONCILIO?.
ESTA EXPOSICIÓN VA A HACERNOS ENTRAR POR LOS OJOS, ESE GRAN DON DEL ESPÍRITU SANTO QUE SON SUS ENSEÑANZAS.
Estimado
lector, si eres joven y asistes a misa regularmente pensarás que la celebración
eucarística fue siempre así: el sacerdote de cara a los fieles y la misa en
español, en francés o en la lengua hablada del país donde estés. Pero hace unos
cincuenta años si pudieras tener una máquina del tiempo y observar una misa de
aquella época las cosas eran un poco
diferentes. Lo que más te llamaría la atención es que el presbítero celebraba
de espaldas al pueblo y en latín. Y en
seguida te preguntarás ¿ Cuándo se produjo este cambio ? Vamos a intentar
despejar tus dudas.
El
concilio Vaticano II es, sin duda, el acontecimiento más
importante de la
Iglesia Católica en el
siglo XX. Es desde esta perspectiva desde la que se enfoca la exposición
que la parroquia de San Cayetano quiere hacer este verano sobre tan magno
evento. Se dirige principalmente a aquellas personas que por edad no vivieron aquel
acontecimiento, sin olvidar a los que vivieron, recuerdan la ilusión de
aquellos años y quieren refrescar su memoria.
Cuando
el Beato Juan XXIII anunció el 25 de enero de 1959, su intención de convocar un
Concilio ecuménico, un sentimiento de asombro
y esperanza recorrió la espina dorsal de toda la Iglesia. Posteriormente
el Concilio fue convocado oficialmente mediante la bula Humanae salutis
del 25 de diciembre de 1961.
La
asamblea conciliar estaba compuesta de unos 2500 padres conciliares, y como
novedad respecto a concilios anteriores, entre los asistentes hubo una gran
cantidad de observadores de otras iglesias cristianas. Juan XXIII introdujo en el Concilio el anhelo
intenso por la unidad de los cristianos
y quiso poner el acento más en lo que une que en lo que divide.
En
medio de los arduos debates conciliares, se produjo un hecho inesperado. El llamado "Papa bueno" murió el 3
de junio de 1963 en el intervalo entre la primera y la segunda sesión del
Vaticano II. El fallecimiento del Santo Padre implicaba según el Derecho de la
Iglesia la suspensión del Concilio. El cardenal Giovanni Montini fue elegido
sucesor del anterior Papa con el nombre de Pablo VI. ¿Suspendería el nuevo Romano Pontífice
el concilio? ¿Quedaría inconclusa la
magna obra comenzada por Angelo Roncalli? El mundo entero estaba expectante,
inquieto, por unos momentos muchos
contuvieron su aliento. Pronto se
despejaron las incógnitas. El mismo día
de su elección como papa, Pablo VI decidió que el concilio continuaría. La maquinaria
conciliar se puso de nuevo en marcha.
El
Concilio se desarrolló a lo largo de cuatro períodos con un total de diez
sesiones públicas y 168 congregaciones generales. El Concilio fue clausurado
solemnemente por Pablo VI el día 8 de diciembre de 1965.
Archivos de la Biblioteca del ITC que contienen todo lo que recogió el Cardenal Quiroga en el Concilio |
Del
Concilio emanaron muchos documentos de
gran riqueza teológica. En total fueron 16,
4 constituciones, 9 decretos y 3 declaraciones. Conviene destacar por su
importancia sobre todo las cuatro
constituciones: la Constitución
dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, la Constitución
Sacrosanctum Concilium , sobre la sagrada liturgia, la Constitución Pastoral
Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual y la
Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación.
Las
aportaciones de este Concilio a la vida de la Iglesia Católica fueron muchas, pero podemos destacar las
siguientes. La Iglesia queda definida como
" pueblo de Dios", el reconocimiento del papel de los laicos
en la Iglesia, el reconocimiento de la libertad religiosa, y sobre todo la
reforma litúrgica.
algunos de los tomos de la preparación y del discurso del Concilio, con todos los pormenores (ITC) |
Es
imprescindible dejar muy claro, para
evitar confusiones a este respecto, que
el Concilio Vaticano II no derogó ni anuló ni dejó sin validez los Concilios
ecuménicos celebrados anteriormente en la Iglesia Católica. Los
católicos, a diferencia de las
confesiones protestantes, reconocemos dos fuentes de revelación: La Sagrada Escritura
y la Tradición que se articulan
perfectamente y no se contraponen.
En
consecuencia el Concilio Vaticano II se encuadra dentro de la Tradición como
realidad viva y armónica que profundiza en el depósito de la Fe en cada época
de la vida de la Iglesia.
Si
alguien me preguntase cuál es el texto de todo el Concilio que refleja mejor el
espíritu del mismo, sin duda alguna escogería el comienzo del proemio de la Constitución Pastoral
Gaudium et spes sobre
la Iglesia en el mundo actual:
" Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los
hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a
la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.
Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón."
En resumen, el Vaticano II no se propuso
pronunciar anatemas sino exponer el mensaje cristiano con un lenguaje renovado
para una mejor comprensión del hombre actual. Este concilio pretendió ser
diálogo de los católicos entre sí, con los cristianos no católicos, con las
religiones no cristianas y con el mundo.
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