El funeral de D. Diego fue en la iglesia de San Miguel dos Agros. La iglesia estaba llena de fieles, muchos de la Prelatura, y asistieron más de 20 sacerdotes, amigos del finado. Me consta que alguno por razones de salud no asistió pero le aplicó una misa por su eterno descanso.
Varias personas, gente sencilla, me pararon por la calle diciéndome que conocían a D. Diego y que sentían mucho su muerte y que sentían por él agradecimiento y afecto. Lamentaban también no haber asistido al funeral presidido por el Sr. Arzobispo.
Pongo aquí un resumen de su homilía para que tengan una idea de lo que allí se habló.
Ver a Dios cara a cara
Ver a Dios cara a cara
Comenzó, D. Julián, por citar unas palabras del Credo: "creo en la vida eterna", en donde veremos, dijo, a Dios cara a cara y habló de la misericordia de Dios y de nuestra actitud también de misericordia para con los demás.
Luego añadió:
Luego añadió:
"La muerte de un ser querido es
una pérdida dolorosa para la familia.
La muerte de D. Diego la viven en la
Prelatura y la vivimos en la comunidad diocesana con dolor, con fe y en
providencia de Dios.
Nos queda el recuerdo de su bondadosa dedicación al
trabajo pastoral en el ministerio sacerdotal en las distintas misiones que le
fueron encomendadas, siguiendo la espiritualidad sacerdotal de San Josemaría...
Tener memoria
Esta tarde, en esta
eucaristía, hacemos memoria de Jesucristo que murió y resucitó para nuestra
salvación y hacemos memoria de nuestro hermano D. Diego, hombre de gran
humanidad y de fina espiritualidad...Tener memoria
Quiero con vosotros dar gracias a Dios.
De él nos viene todo don: también nos vino el don de este sacerdote, que acogió la llamada del Señor para vivir el ministerio sacerdotal...
Necesitamos la misericordia
Con vosotros invoco la misericordia de Dios compasivo, rico en piedad, sobre su
historia y sobre su persona. La gracia que Dios ha transmitido por su
ministerio sacerdotal, pedimos que se haga fecunda en él para plenitud de su
persona, y para santificación última.
El Dios de la paz y de la esperanza sea
para todos nosotros fortaleza, pues nada podrá arrancarnos del amor de Dios
otorgado en Cristo.
A la misericordia de Dios nos acogemos. Amén".
Después de la comunión tuvo unas palabras sentidas D. Angel de las Heras, diciendo que ya todo lo había dicho el Sr, Arzobispo y que de D. Diego nos queda la lección de su gran humanidad que refleja la misericordia de Dios.
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