jueves, 12 de septiembre de 2013

La Virgen de Guadalupe en casa, por unos días.

La virgen de Guadalupe procesional está estos días en la iglesia del mismo nombre. Fui a visitarla, estaba sola, con las flores que le pusieron los devotos sostenidas por los  ángeles y por  el Niño. Había en la capilla una hermosa soledad. Allí era fácil hacerle confidencias. Puse en sus manos los problemas y preocupaciones que ahora me acucian.
Imagen procesional en madera
Es una hermosa imagen, alta que casi toca en los balcones cuando la traen en procesión a la capilla. Vino a hombros de jóvenes vigorosos, pues pesa lo suyo y no sirve para las fuerzas de cualquiera.

Cuando la trajeron, desde la Rúa Nueva, le pudimos rezar un rosario algo comentado e incluso le cantamos. Después quedamos en silencio,  a solas con nuestros pensamientos y su presencia.


Cuando pasamos por la calle del Espíritu Santo, estrecha y bien empedrada, desde los balcones las señoras hacía señas con las manos para que les acercaran más la imagen, y , desde allí, le echaban pétalos de flores.

 Querían que los pétalos la tocaran. Eran como besos que rozaban el rostro de María, no eran besos perdidos,  echados al aire. Luego dispararon cohetes que eran como aleluyas que la Virgen escuchaba parada hasta que terminaban.


Este es Ponte Mantible que da nombre a la coral
Tocar la imagen es una costumbre muy arraigada en Galicia . Cuando la imagen ya está tranquila y quieta  en la iglesia, se acercan  hombres y mujeres  que le pasan objetos especialmente  pañuelos que luego besan y guardan como si fuera una reliquia preciada.

Esa costumbre recuerda aquellas jornadas de Jesús en que todos le tocaban porque salia de él una fuerza que los curaba.

La capilla , el día de la Virgen, el ocho de septiembre, estaba con todas las puertas abiertas y llena de devotos. Cantaba la coral Pontemantible, con fuerza y soltura. Bien afinada.

 En la Misa mucho incienso y mucho amor a la Señora. El estandarte lo llevó una vecina del barrio llamada Isolina, con dos amigas que llevaban las cintas. Alegría en todas las caras, también en la de la Virgen.

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