Cuando se va acercando
el otoño se ven muchas hojas secas por los suelos corriendo al albur del
viento. Ahora se adelantan un poco a secar y caer y ya aparecen en el mes de septiembre.
La puerta de S. Cayetano |
La hoja seca que es llevada por el viento, hace pensar en la
caducidad de la vida, en lo pronto que se pasa el tiempo de las grandes
empresas, pero a mí en esta ocasión me hizo pensar en otras cosas.
Generalmente veía hojas a la puerta de la iglesia con disgusto. Tenía que estar siempre barriendo o pidiendo que, el pobre de turno, se
ganase un euro, dejando limpia la entrada.
Pero ahora le encontré un simbolismo.
Pero ahora le encontré un simbolismo.
Las que venciendo
todos los obstáculos que le pongo, logran entrar, me parece que son hojas que
entran en la iglesia para rezar, que dan
ejemplo a muchos que pasan por delante de
las iglesias y no entran. No saben que hay alguien que les espera y tal
vez tenga algo que decirles. Desde luego
si entran serán bien recibidos y saldrán mejor de lo que entraron.
Hay otras hojas que se quedan a la puerta por más que sople
el viento, allí siguen, a un paso de entrar pero, al fin, no entran.
Se parecen a esas personas que viven bien cerca de las iglesias, a un
paso, que podrían entrar en cualquier momento si quisieran, solo les faltaría
un empujoncito, pero no entran, se quedan fuera para que luego les lleve el
barrendero divino .
Me gustaría ser una hoja humilde, de esas que dieron oxigeno y sombra y pusieron belleza. Que me dejase llevar por
el viento del Espíritu Santo a donde el quiera, a rezar si lo quiere o a
adornar el atrio, o las laderas del campo, si le parece mejor.
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