Hace muy poco pasaba en la bici, con un amigo, por el camino de Santiago, camino
francés. Allí iban otros muchos peregrinos con atuendos de todos los colores y
formas. Eran de varias naciones. En el transcurso del camino hablaba con
algunos, les preguntaba de donde eran o simplemente les saludaba. Ellos me
contestaban y así me enteré que eran de Francia un buen grupo, dos en bici eran
de estados Unidos y otros españoles. Con otros no hubo nada de diálogo, los veía
y seguía adelante. Es decir con unos tenía encuentro, breve, pero encuentro y
con otros simplemente pasaba a su lado.
Cuando alguien confirma es Cristo quien confirma |
Con motivo del Año de la Fe están
saliendo magníficos documentos y en
general insisten que la fe es un encuentro
con Cristo que te cambia la vida.
Pero ¿cuando ocurre
ese encuentro con Cristo, como es?
Pues claramente esos encuentros ocurren en la oración y en
los sacramentos. Ahí precisamente.
En una ocasión cita
Jesús a sus discípulos en un monte de Galilea, era la despedida. Pues
los que fueron allí le vieron y oyeron y los que fueron a otro sitio o se
quedaron en sus casas, nada de nada. Si vas
a ese monte le encuentras, si no vas no le encuentras.
Algo parecido pasa
con los sacramentos. El Señor nos cita en la oración y en los sacramentos. Si
vas ahí y le escuchas o le hablas o miras, se da el encuentro y se produce ese realidad
común entre los dos.
Pelando patatas se puede encontrar a Dios |
Por ejemplo si de noche tienes insomnio puedes hacer un acto de
fe: creo que estás en mi alma o que estás a la puerta de mi alma y me llamas.
Puedes sentir una incomodidad y ofrecerla a Dios como un acto de adoración, un
sacrificio.
S. Josemaría Escrivá dice una cosa muy audaz que siempre me
llamó la atención: “si no le encuentras en lo corriente de cada día, nunca le
encontrarás”.
Por tanto hay que tratar de encontrarle en lo pequeño de cada día, descubrir ese algo divino que hay en lo ordinario . Hasta un árbol nos habla, es palabra de Dios decía Benedicto XVI.
Incluso una patata puede ser ocasión de un encuentro con Dios.
Por tanto hay que tratar de encontrarle en lo pequeño de cada día, descubrir ese algo divino que hay en lo ordinario . Hasta un árbol nos habla, es palabra de Dios decía Benedicto XVI.
Incluso una patata puede ser ocasión de un encuentro con Dios.
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