Esta expresión se la he oído a varias personas: Aquí hay
algo que no marcha, algo que no va. Por ejemplo cuando entras en la sala de
estar de una casa, de golpe, ves que es
acogedora, te encuentras a gusto. Pero otras veces parece que te echa y no
sabes por qué, es entonces cuando dices aquí
algo no marcha. Pero eso mismo pasa con los escaparates de los comercios o con
las iglesias e incluso con las personas.
Todo este prólogo es para decir dos preocupaciones mías que
se materializan en dos preguntas:
Primera: ¿por qué despiertan tan poco interés las charlas,
las conferencias o los retiros espirituales, entre la gran mayoría de los
cristianos? Con frecuencia en las parroquias o las diócesis hay actividades que
me parecen interesantes, de buenos profesores, de gente preparada, pero pocos
asisten a oírles. Podría poner bastantes ejemplos. ¿Qué es lo que no va?
Otra pregunta: ¿por qué no se asocian más los fieles en
cofradías o asociaciones?
Hay asociaciones para todos los gustos, muy variadas en sus actividades y, el asociarse, hasta lo recomendó el concilio Vaticano II a los mismos sacerdotes.
Hay asociaciones para todos los gustos, muy variadas en sus actividades y, el asociarse, hasta lo recomendó el concilio Vaticano II a los mismos sacerdotes.
Hay necesidad de
estar en asociaciones que nos ayuden espiritualmente. Pero la gente no se
asocia. Salvo algunos que están incluso en varias asociaciones, la gran mayoría
pasa olímpicamente. También en esto hay
algo que no marcha, que no va.
Por más que le doy vueltas, no consigo encontrar una
respuesta convincente a estas preguntas y desde luego me gustaría poner remedio
a esta situación.
Una conferencia en San Miguel dos Agros |
Ya sé que hay curas que llegan a tener grupos de gente
asociada y que llenan de feligreses las charlas que organizan. Pero creo que es porque
tienen un carisma especial. Conocí a
alguno. Pero pienso en lo común de lo que hay, entre los que me encuentro, y que
nos quedamos pensativos sin saber a qué atenernos. Sin saber qué es lo que no
marcha, para poder corregirlo.
Ya Delibes en su magnífico libro El camino comenta del cura
del pueblo, D. José “que era un santo”, que en sus homilías procuraba ser
persuasivo, hablaba con claridad y en concreto…pero a los hombres del valle “la
misa les parecía bien, pero al sermón le ponían mala cara y fruncían el ceño”. Y
en relación con el asociacionismo constata que la gente del valle era obstinadamente
individualista, sólo se preocupaba de si misma…
Alguien me ha dicho
que hay también un fenómeno que puede tener algo que ver:
muchos no tienen experiencia de Dios, no experimentaron su perdón, su misericordia,
su cercanía y consuelo, el valor de la oración etc y, entonces, toda su vida es
rutina, no les interesa mejorar, hasta
que llega un momento en que se cansan y lo dejan.
A otra persona que le comenté estas mis preocupaciones me dijo que a la gente hay que decirle lo que necesita, lo que pregunta, responder a sus interrogantes , si le das otra cosa no le interesa.
En fin, ahí quedan mis preguntas y preocupaciones.
A otra persona que le comenté estas mis preocupaciones me dijo que a la gente hay que decirle lo que necesita, lo que pregunta, responder a sus interrogantes , si le das otra cosa no le interesa.
En fin, ahí quedan mis preguntas y preocupaciones.
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