así son los troncos de ébano |
Conocí el ébano en una figuritas de un belén de Mozambique
que compré en Madrid y ahora forman parte de la colección de belenes. Allí, en
Madrid, me explicó un misionero comboniano como cada figura le llevaba al
ebanista, para hacerla, al menos un mes.
El ébano es un material muy duro, todo él de color negro,
que se deja trabajar pero con mucha paciencia y esfuerzo.
Un catequista, que siempre está pensando cómo atraer a sus
niños y como darle explicaciones, me dijo que con la madera de ébano se podía
explicar muy bien el proceso de la santidad.
Nosotros somos el ébano, madera noble, pero dura. Se nos puede trabajar, pero con paciencia,
sin prisas. Cada día un poco. Los adelantos apenas se notan, pero la constancia
lo hace todo.
Primero hay que hablarnos del amor que Dios nos tiene y de
la Virgen. Luego vienen los deseos de corresponder a tanto amor, tratando de
agradar a Dios en algunas cosas.
Más adelante se entra
en conversación con Él. Se empieza por breves jaculatorias y luego ratos de
oración. Se van quitando algunas cosas que estorban con la ayuda de la confesión,
y , poco a poco, va saliendo la imagen del santo, que Dios quiere que seamos.
Ese inicio de santo, puede resistir y permanecer intacto ante
los ataques e insinuaciones del demonio, del mundo que atrae tanto y da poco, y
, de la carne que va siempre con nosotros y a veces nos traiciona.
Dicho todo esto a favor del ébano, también hay que recordar las figuras hechas con barro.
Un material más fácil de trabajar pero que es frágil ante cualquier golpe o
caída.
Una de esas imágenes que vendían en las misiones populares |
Simboliza bien la facilidad que todos tenemos en rompernos por el
pecado. Podemos llevar años sin que pase nada, pero en un momento dado, quizá en un descuido, podemos rompernos en mil
pedazos.
De hecho el S. Antonio de que os hablo, en una ocasión se le
rompió la cabeza por el cuello, separándose del cuerpo, quedó descabezado como
San Juan Bautista. Le puse pegamento y ahí sigue. Pero hay que mirarlo con
cuidado, pues puede volver a romperse
más veces.
El barro también tiene una bonita cualidad y es que si se pone en manos de un buen Alfarero, puede ser, no un montón de barro informe, sino una obra de arte o un objeto que sirve para un oficio que se le quiera dar. Pongo Alfarero con mayúscula, pensando en el Espíritu Santo que moldea maravillosamente a las almas dóciles a sus impulsos.
El barro también tiene una bonita cualidad y es que si se pone en manos de un buen Alfarero, puede ser, no un montón de barro informe, sino una obra de arte o un objeto que sirve para un oficio que se le quiera dar. Pongo Alfarero con mayúscula, pensando en el Espíritu Santo que moldea maravillosamente a las almas dóciles a sus impulsos.
Pienso que los humanos somos una bonita y misteriosa mezcla de barro y ébano. De los
dos materiales tenemos parte y podemos aprender de sus cualidades para edificar
nuestra santidad a la que estamos llamados, encontrando el camino de Dios.
Por un lado hay que tener la humildad y el cuidado de
saberse barro frágil, y , por otro, hay que dedicar tiempo para edificar una santidad
duradera - como el ébano - siguiendo las
instrucciones del Gran Artista que nos va tallando.
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