La iglesia de S. Cayetano el día de Corpus. |
Por primera vez en mi
ministerio, una persona bastante joven
me pidió poder estar en el templo 7 horas seguidas después de la misa de las 12
del domingo, a la que también estuvo.
Como la conocía de tiempo atrás le dije que sí. Intenté
dejarle la llave pero me dijo que no le hacía falta, no padecía de
claustrofobia y que cerrara la puerta.
Que volviera a las 7 de la tarde a abrir. Me dijo que tenía una urgente
necesidad y que quería hacer esa oración
y estar todo ese tiempo con el Señor. Terminé la Misa y allí la dejé, cerrada
la puerta.
A la tarde hacía las 6 me acerqué y abrí para hacer yo la
oración y allí estaba en su sitio, pero seguía sin prisas. Yo hice la oración y
luego salí a rezar el rosario. Al terminar ya se preparaba para salir y me dijo
que salía con paz y contenta. Al día siguiente me escribió un correo
electrónico diciendo que me agradecía mucho que le hubiese dejado estar de esa
forma en la iglesia y que seguía muy contenta.
Aunque es una petición insólita para una sola persona, sin embargo he tenido para los que quisieran, 24 horas de oración seguidas, con motivo de
mis Bodas de Oro. Siempre hubo gente adorando y una persona en concreto estuvo
las 24 horas. Los que iban pasando estaban cuatro o cinco horas de las que
salían muy contentos, según luego comentaban. Estar con el Señor es estar con
El Amigo.
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