viernes, 9 de agosto de 2013

El Señor nos ha mimado

Experiencias de Rio de Janeiro
Tuve la oportunidad  de escuchar, con calma, el relato de las experiencias de 10 jóvenes del Camino que fueron a la JMJ de Rio de Janeiro. Se realizó todo en un ambiente de oración y de acción de gracias por tantos dones como Dios ha derramado sobre ellos y tanta gente más.
Lo que contaron se centró mucho  en dos polos: la acogida a los jóvenes por parte de la gente de Brasil y las palabras impactantes del Papa Francisco.

Acogida
En cuanto a la acogida salieron muchas cosas hermosas. Les recibieron con bailes, cantos, guitarras, ágapes y mucha alegría. Incluso estaban vestidos de fiesta.
En una ocasión tuvieron que esperar por ellos unas dos horas, pues el avión se retrasó, y, no solo no se marcharon, sino que les recibieron con cantos y guitarras
 Comentaban los jóvenes que el Espíritu hace más generosos a los humildes. “Me dieron un ejemplo enorme. Vi a través de ellos el cariño de Dios. Realmente Dios nos ha mimado”. Incluso les daban las gracias por ir a parar a sus casas. Se veía a
Cristo que movía a todas esas personas. Y , para nosotros, decía uno, fue una denuncia a nuestro egoísmo.
En una ocasión uno de los peregrinos se despidió dándole las gracias y una señora que  estaba allí le respondió dándole un abrazo.

El Papa
Uno decía que le habían quedado muy grabadas  las palabras de Francisco cuando decía que tuviesen fuerza para llevar a Cristo a los demás.
El Papa ha puesto todo muy cercano: pensar en los otros, salir a su encuentro. Comentó unas palabras de Teresa de Calcuta cuando le preguntan por dónde empezar a reconstruir el mundo y responde: por ti y por mí.
En el viacrucis, comentaba otro,  dijo “Cuanta pena tendrá Jesús por nuestra falta de testimonio”. ¿Cómo queréis ser, como Pilato o como el  Cirineo o las santas mujeres. El Cirineo vio que la verdad estaba en Jesús.

Testimonios personales
Una joven dijo que fue la primera JMJ en que estuvo atenta a todo lo que decía el Papa. Dijo además: “experimenté que detrás de la Cruz, se ve el amor que Cristo nos tiene. Esa situación de sufrimiento he de aceptarla como una bendición. He de ver que es voluntad de Dios. Hay que pedir esta virtud de servicio enfocada a la conversión de los demás.
Surgían  problemas, decía otro, pero el Señor nos iba dando en cada momento la solución oportuna, nunca nos dejó solos.
También  comentaban que habiendo hechos,  ya se tiene la palabra de Dios , pues Él nos habla no solo en la Biblia y en la Iglesia sino también a través de los hechos. La voluntad de Dios a veces no la encontramos en el mundo cerrado que nos rodea y hemos de salir a fuera de nuestro círculo de comodidad y allí vemos.

El acoger da alegría, lo he experimentado  cuando yo me decidí también a acoger a los demás. Además me di cuenta que se va descubriendo la vocación, también  los casados. Hay aspectos de la entrega que no se ven al principio. Y también los sacerdotes tienen la posibilidad de descubrir aspectos nuevos de su entrega a los demás y a Dios

Una abuela fue también a la JMJ por acompañar a su nieta para introducirla en este mundo de juventud que reza y sirve. Cuando se decide a ir piensa, voy a lo que me manden,  voy a obedecer. Es una profesora jubilada e hizo una curiosa reflexión:  la acogida era como una resurrección que había en las personas. Son personas que se encontraron a Cristo y han cambiado, son diferentes, especiales. Había curas alegres que sintonizaban perfectamente con el pueblo, también estaban resucitados. He visto todo como una resurrección, fruto de la entrega de cada uno. Les pregunté a ellos si se sentían confirmados en la vocación y me respondieron afirmativamente.

Completó esta explicación diciendo que era como si viera a Jesús resucitado y a la Magdalena y a Pedro ya totalmente cambiado… Hay un espíritu común, fruto sin duda del Espíritu Santo.

Por último una joven dijo que había salido con buena intención, con ganas y que desde el principio todas las palabras le decían algo,  el oficio de laudes o vísperas, los comentarios de los catequistas, los acontecimientos y lo que el Papa dijo:  en sus predicaciones me parecía que iba directamente dicho para mí. Me quedé con paz.

Les comenté que habían recibido monedas de oro y que las conservaran bien en su memoria , que no las perdieran  y las meditaran con frecuencia, y, luego,  las fuesen dando,  que dando se conservan mejor.

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