viernes, 23 de agosto de 2013

LA ALEGRÍA DE CONOCER LA IGLESIA
Clausura de la exposición en San Cayetano

Al igual que todos los seminaristas de nuestro querido seminario mayor Bidasoa, una de nuestras más grandes ilusiones es poder hacer nuestras prácticas pastorales en algún lugar de España.

Fue de gran emoción para mí cuando me informaron que mi destino iba a ser Santiago de Compostela; pero nunca me imaginé que el trabajo que me iban a asignar junto a mi compañero Luciano Franquim (brasileño) sería el preparar una exposición sobre el Concilio Vaticano II.
El equipo detrás de la exposición




Luego de haber conocido un poco la ciudad y de presentarnos en la parroquia de San Cayetano, comenzamos con el diseño de la exposición, pues el tiempo era corto, empezamos por imaginarnos cada panel y especialmente el contenido que iba a llevar cada uno, pues principalmente se buscaba que cada idea pudiera ser expresada a través de imágenes. Tuvimos un arduo período de lectura de los principales documentos del Concilio, obteniendo una gran riqueza de ideas para poder plasmarlas dentro de la exposición. Esta etapa de lectura y diseño duró tres semanas, dando paso a la siguiente etapa que fue la de montar la exposición; una de las más divertidas, pues anduvimos recolectando diversas cosas para poder presentarlas también en la exposición (artículos del cardenal Quiroga, libros, maniquíes, etc.), pues esto me permitió conocer muchos lugares y muchas personas que nos prestaban su ayuda atentamente.
Preparando los maniquíes para la exposición



El día tan esperado llegó; y la exposición “Una vez hubo un Concilio” dio su inicio el 3 de julio, con una solemne misa seguida de una pequeña procesión, para luego abrir las puertas de la exposición y obtener las primeras impresiones de los mismos fieles de la parroquia de San Cayetano. Fue así como pusimos en marcha la exposición y esperamos diariamente la visita de diferentes personas que se atrevían a conocer un poquito de nuestra madre la Iglesia; vinieron sacerdotes, religiosos, laicos y muchos peregrinos de diferentes nacionalidades.


El párroco, don Víctor Sánchez, el día de la inauguración

Los laicos atentos a las explicaciones
Algunas de las experiencias más gratas que tuvimos en nuestras visitas, fue la visita de una madre de familia con sus dos hijas, y el especial énfasis que ponía la madre en transmitir las pequeñas enseñanzas del Concilio a sus hijas. También la visita inesperada del director espiritual de nuestra casa Bidasoa, don Juan Francisco Pozo, que expresó la alegría de ver la exposición para el servicio de la Iglesia; y además la visita de un sordomudo que fue para mí una experiencia impresionante de ver como esta persona, a pesar de su discapacidad se interesaba por ver y conocer más sobre su fe, ¡fue un gran testimonio de vida!

Enseñando las láminas

A pesar que la exposición clausuró oficialmente en San Cayetano el 10 de agosto, la visión misionera de don Víctor nos llevó a transmitirla y presentarla a varias de nuestras queridas hermanas religiosas de claustro, visitando tres conventos en Santiago; la hermanas Dominicas, Carmelitas y Mercedarias.


Parte de la comunidad de dominicas

Mi reflexión al final de esta aventura de tres meses en Santiago de Compostela ha sido lo importante que es conocer a nuestra Santa Madre la Iglesia, y de todas sus enseñanzas para con nosotros sus hijos, pues a pesar de brindar muchas explicaciones sobre la exposición, el que más aprendió sobre el Concilio he sido yo. Y agradezco a la Infinita Misericordia de Dios por haber permitido participar en esta maravillosa tarea.


José Manuel Salazar Carranza

Seminarista Salvadoreño 

No hay comentarios:

Publicar un comentario