Hace tiempo que el Papa francisco nos está diciendo que
salgamos de las iglesias y vayamos a la periferia, al encuentro de los que no creen. Pues siguiendo ese deseo, di un paseo pastoral por la parroquia, acompañado en esta ocasión por un seminarista,
Jorge, y me encontré con un hombre que
piensa. Estaba sentado en un banco de
cemento, con bastón para apoyarse y tomando plácidamente el sol.
Nos acercamos a él y
empezamos a hablar y pronto salió que no creía en Dios. Me alegré de que fuera
sincero y me lo dijera. Me dije para mí: aquí tienes la ocasión que buscabas.
Otros no creen en Dios, pero no lo dicen o dicen algo tan genérico como que
“algo hay”, pero de ahí no pasan.
Uno de tantos barrios de la ciudades |
La conversación fue
amable e interesante defendiendo cada uno su propia filosofía de la vida, con
sinceridad. Nos contó que había sido creyente hasta los 30 años, pero luego se
pasó al ateísmo. El seminarista le preguntó a qué se debió su cambio. Y contestó que por los curas y por
los que se dicen cristianos pero después no cumplen.
Hacernos un planteamiento básico
Hacernos un planteamiento básico
Su conversación me hizo pensar también a mí, pues
hay que hacer de nuevo el planteamiento básico de la existencia de Dios.
El Papa Profesor, Benedicto XVI, decía que la fe es muy sencilla: Dios existe y se ha acercado a nosotros en Jesucristo. También creo recordar que decía que la fe no trae problemas, sino que los soluciona.
También el gran San Pablo decía que lo primero que le habían enseñado cuando llegó a la fe, es que Cristo murió por nuestros pecados, que resucitó y que está a la derecha del Padre. Estos son planteamientos básicos. Si crees todo esto, tu vida cambia, pues ya te apetece acercarte a Jesús y escucharle, y pedirle perdón y ayuda.
Conocí a una persona culta que, sabiendo estas cosas, a la hora de su muerte, se acercó con confianza a Jesús y murió diciendo: Señor axúdame, Señor perdoame. Saludable manera de enfrentarse con el más allá.
Nos apoyamos en Jesucristo, en quien confiamos
El Papa Profesor, Benedicto XVI, decía que la fe es muy sencilla: Dios existe y se ha acercado a nosotros en Jesucristo. También creo recordar que decía que la fe no trae problemas, sino que los soluciona.
También el gran San Pablo decía que lo primero que le habían enseñado cuando llegó a la fe, es que Cristo murió por nuestros pecados, que resucitó y que está a la derecha del Padre. Estos son planteamientos básicos. Si crees todo esto, tu vida cambia, pues ya te apetece acercarte a Jesús y escucharle, y pedirle perdón y ayuda.
Conocí a una persona culta que, sabiendo estas cosas, a la hora de su muerte, se acercó con confianza a Jesús y murió diciendo: Señor axúdame, Señor perdoame. Saludable manera de enfrentarse con el más allá.
Nos apoyamos en Jesucristo, en quien confiamos
Jesucristo o Cristo, que es igual, es un personaje
histórico; cualquier libro serio de historia habla de su existencia y de sus
seguidores, muchos de los cuales dieron
la vida por la fe en El, porque creían
en él y en lo que él decía sobre Dios y su amor.
Como llegó la fe o la confianza en Cristo a nosotros
La fe se nos transmitió gracias a una cadena de papas que dirigieron la Iglesia por Él fundada. (Podéis ver sus retratos en la iglesia de San Pablo extramuros en Roma), y gracias a las generaciones de padres desde el siglo primero, que serán unas cuarenta parejas y que caben dentro de una iglesia pequeña como la nuestra, que se preocuparon de transmitir lo que habían recibido.
A través de ellos- sacerdotes y padres- , nos llegaron la vida y las enseñanzas de Jesús.
Buscar la verdad
Como llegó la fe o la confianza en Cristo a nosotros
La fe se nos transmitió gracias a una cadena de papas que dirigieron la Iglesia por Él fundada. (Podéis ver sus retratos en la iglesia de San Pablo extramuros en Roma), y gracias a las generaciones de padres desde el siglo primero, que serán unas cuarenta parejas y que caben dentro de una iglesia pequeña como la nuestra, que se preocuparon de transmitir lo que habían recibido.
A través de ellos- sacerdotes y padres- , nos llegaron la vida y las enseñanzas de Jesús.
Buscar la verdad
Finalmente la fe hay
que buscarla con valentía y humildad, es un don que Dios da gratuitamente a
quien lo busca y lo pide, y viene cuando
le escuchamos. A
Dios no le vemos, pero le
escuchamos. Y es un tesoro que hay que
guardar cuidadosamente y aumentarlo (también escuchando a Dios), sin tener miedo a comprometernos con la
verdad.
Víctor Manuel Sánchez Lado
Párroco
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