sábado, 30 de diciembre de 2017

¿A dónde te fuiste amado y me dejaste con gemido?




Estas son palabras de San Juan de la Cruz en su Cántico espiritual.(1)

 En una noche de insomnio las leí y encontré un comentario  en que se decía que cada uno podía interpretar esas palabras como le vinieran bien. Eso me pareció como encontrar en una autopista un área de descanso.

Y me puse a pensar. Primero las interpreté directamente. El alma se queja del Amado (de Dios) como diciendo  ¿en dónde estás? No te veo por ningún lado, me dejaste solo  y no siento tu presencia. Gimo, noto mi soledad…Parece que no me escuchas.

De momento me quedé ahí, pero poco después le di la vuelta, pensando en el Cantar de los cantares en donde se dice: Hijas de Jerusalén, si veis a mi amado decidle que muero de amor. ¿Quién es el amado, Dios o el alma?

Es Dios quien  pregunta y yo soy el amado. También puedo ser el Amado con mayúscula,  pues Dios me ama tanto! Me ama por mí mismo, y Dios me dice ¿a dónde  fuiste? ¿(Adán Donde estás?). Y Dios muere de amor por mi.

Nos escondemos de Dios tantas  veces, y nos escondemos a veces en cosas buenas, como el trabajo o en la diversión o con la radio a toda voz, o poniéndonos los cascos. …Quita los cascos y oye a tu Dios.

Dios está a ver si le hacemos sitio, pero nada.

Y me dejaste. Dejar a Dios es ir hacia la nada, como aquellos cerdos de Gerasa, del Evangelio, corren  hacia el precipicio. Dejamos al Amo y nos entretenemos con las criaturas, con los siervos. Ya no somos totus tuus. Como   Adán vamos  detrás  de lo que nos da la gana,  aunque nos perjudique.

Con gemido. ¿Es Dios o el hombre quien gime?.-Dios gime en la cruz, el hombre en la amargura de la  decepción, como hijo pródigo lejos de casa y hambriento. Se impone el encuentro, la conversión, la vuelta a la gracia de Dios. Dios te espera en la confesión,  para abrazarte.

Al releer estas reflexiones pensé  también en la muerte de un ser querido en la que  hacemos parecida reflexión. Adonde fuiste, donde estás ¿? Y viene a nuestra mente el credo que nos da respuesta: creo en la vida eterna.

 Está en esa Vida eterna, esperamos que estará viendo a Dios cara a cara. El que cree en Mi no morirá para siempre, dijo Jesús. Ahí nos reencotraremos con la  ayuda de Dios.

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(1) ¿ adonde te escondiste Amado,
 y me dejaste con gemido?
como ciervo huiste
habiéndome herido;
sali tras ti
y eras ido.

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